6 años de inversión en bolsa. Se dice pronto. Madre mía cómo pasa el tiempo. Lo que empezó con algo de escepticismo y mucha desconfianza se ha convertido, 6 años después, en el pilar sobre lo que gira nuestra economía doméstica. Es algo que tenemos tan interiorizado que es una rutina más. Una parte de nosotros como nuestro brazo derecho, pierna izquierda o lavarnos los dientes después de cada comida.
6 años en una estrategia de inversión a largo plazo no son nada, pero sí son suficientes como para echar un primer vistazo atrás y ver el camino recorrido hasta ahora. Y eso es lo que trataremos de hacer en este artículo.
¿Qué vamos a ver?
Fases
En estos 6 años hemos pasado por muchos estados de ánimo y fases. No nos referimos a en cuanto a vida personal, sino en cuanto a vida inversora. Nosotros hemos pasado por unas cuantas y suponemos que no es nada fuera de lo normal para alguien que sigue esta estrategia. Ya hemos dicho muchas veces que no hacemos nada raro, de hecho, creemos que es difícil hacerlo más fácil y sencillo que nosotros (es muy sencillo sacar mejores resultados que nosotros…).
Ansiedad
Empiezas con la ilusión de quien descubre un nuevo mundo lleno de posibilidades. Sientes la necesidad de hablar de ello a todo el mundo. Piensas que es porque necesitas «salvar» a esa gente o porque quieres que ellos se beneficien de esta maravilla, pero luego te das cuenta que nadie quiere ser salvado por ti.
Que algunos escuchan y parecen interesarse, pero todo se queda en eso, un espejismo. Hoy, echando la vista atrás, te das cuenta que lo hacías como método de seguridad. Necesitas tener más gente recorriendo el camino contigo porque te sentías así más protegido: «si me timan o es mentira, al menos no ha sido solo a mí». El conocido por todos «mal de muchos, consuelo de tontos». También te das cuenta que ahora eso te da igual y quizás no lo necesitabas tanto como pensabas.
Aceptación
Conforme pasa el tiempo, esa ansiedad por contarlo y compartirlo, por intentar convertir en inversos a tus seres queridos, se va diluyendo. Te das cuenta de la realidad. Es un tema cultural. Nadie nos habla de pequeños sobre el dinero ni a manejarlo, de la importancia del ahorro y mucho menos de lo imprescindible que es invertir (¿bolsa? ¡Sacrilegio! ¡Usurero! ¡Aléjate de nuestros hijos!).
Por tanto, no existe esa cultura del ahorro e inversión que sí hay en otros países. Aquí (allí ahora para nosotros), se lleva más eso de disfrutar de la vida, de endeudarse para comprarte tu casa y tu coche y de no ser el más rico del cementerio. Expresión que por cierto me hace también mucha gracia.
Así que aunque mucha gente te escucha y parece interesarte, muy pocos llegan a casa e indagan por su cuenta. Casi nadie, de hecho. Da igual que le muestres con hechos fehacientes las ventajas de invertir, «20 años son muchísimos, a saber dónde estoy en 20 años». Y no se trata de amasar una gran fortuna (que mola), sino de intentar que el dinero deje de ser un problema algún día.
O mejor dicho, la falta de éste. Se trata de vivir mejor, de tomar mejores decisiones financieras que hipotecan varios años de tu vida. Y sobre todo de ganar tiempo. Tiempo para disfrutar de lo que te gusta. Aunque lo que te guste sea trabajar. Que también está muy bien.
En esta fase, la de la aceptación, estás un buen tiempo. Sigues con tu vida, invirtiendo todo lo que puedes todos los meses. Contra viento y marea. Contra aquellos que dicen que si la estrategia es la peor, que si el que se está haciendo de oro es Hacienda, que cómo puedes tener 50 empresas en cartera… Si eres capaz de aguantar todo esta presión psicológica un tiempo, lo tienes todo hecho.
Sea cual sea tu estrategia. Te has pasado el juego. Te aseguramos que llegará un momento en el que todo eso te resbalará. Y te resbalará porque tú ves resultados. Ves mejoría mes a mes, año a año. Y sin demasiado esfuerzo. Solo poniendo en cestas lo que ahorras cada mes.
Confirmación
Y para eso no hay nada mejor como llevar tu propio registro. Tus ingresos, tus gastos, tasa de ahorro, lo que has invertido, los dividendos que has cobrado, qué porcentaje de gastos cubren éstos, cómo se comparan con el año anterior…Y ves la realidad.
Ves que Hacienda se puede estar haciendo de oro, pero que tú cobras, sistemáticamente, más dividendos cada año. Que cada vez cubren un mayor porcentaje de tus gastos. Que aún estás muy lejos de la IF y que puede que nunca la consigas (luego hablaremos de la IF, por supuesto), pero notas que tu vida va mejor en ese sentido. En el sentido económico.
Por ejemplo, tardas menos en ahorrar para comprarte ese capricho que quieres. Oh no, he dicho capricho. Sí, capricho, porque para nosotros es fundamental disfrutar del camino y vivir. ¿Que hay gente que pasa el mes a base de arroz y pollo con tal de ahorrar más? Perfecto, ¿y? ¿Quiénes somos nosotros para calificar a esa persona? ¿Quién eres tú para decidir si lo que hace está bien, mal o regular? ¿Que hay gente que se gasta 1.000€ en un teléfono? Sí, ¿y?
Y además ahora lo haces al contrario de cómo lo hacías. Antes tirabas de ahorro (si es que lo tenías) o de préstamo para comprarlo y ahora planificas el gasto con antelación, te marcas un objetivo de ahorro mensual y te marcas el número de meses que necesitas para pagarlo.
Tomas mucho mejores decisiones económicas. Eres mucho más consciente de lo que puedes y no puedes hacer en el plano económico. Y eso repercute sobremanera en tu economía doméstica y bienestar. Es el interés compuesto aplicado a este campo.
Interiorización
Y cuando te quieres dar cuenta, llegas a un periodo en el que todo te da igual. Lo tienes tan interiorizado que es una rutina más. Conoces gente nueva y ni siquiera mencionas que inviertes en bolsa como sí hacías cuando empezaste en esto. No sacas el tema. No es que sientas la necesidad y te contengas, es que ni se te pasa por la cabeza. Al igual que no se te pasa por la cabeza decirle a nadie que te levantas a las 8 de la mañana cada día o te lavas los dientes después de cada comida. ¿Te imaginas? «Hola, me llamo Ilde y me lavo los dientes después de cada comida…¿qué tal?»…
Pero esto no solo lo notas en las ganas que tienes de pregonar la estrategia, sino también en la forma de invertir. Pasados unos años ya tienes tu propio criterio (mejor o peor, pero propio). Miras atrás y ves el montonazo de malas decisiones que tomaste. Pero eso forma parte del aprendizaje. No solo en bolsa, sino en todos y cada uno de los ámbitos de la vida. Todos tenemos que pasar por comprar la Telefónica de turno, vender antes de tiempo sin tener que hacerlo, aguantar demasiado una inversión que no es rentable…y mil cosas más que estaremos haciendo ahora y no corregiremos hasta dentro de otros 6 años.
Mirando por el retrovisor
Echando la vista atrás podemos observar cómo empezamos comprando lo que la mayoría del foro/web/blog de turno compra.
Decimos de turno porque cada uno empieza como puede y gracias a unas fuentes distintas. Eso es lo de menos, lo importante es empezar. Por algún lado hay que empezar.
Conforme pasa el tiempo empiezas a coger cierto criterio propio y seguramente te hayas hecho tu lista de empresas y tu sistema de compras. En nuestro caso se puede ver claramente cómo buscábamos principalmente rentabilidad por dividendo y poco más. Nos hicimos nuestra lista de empresas, 4 ratios y cuando tocaba compra, «la de mayor RPD».
Y así empezamos a construir una cartera que tiene ya 6 años de vida y nos ha reportado buenos dividendos que cubren una parte importante de nuestros gastos mensuales.
Pero hemos cometido errores. Muchísimos. Y no dejamos de hacerlo, por supuesto. Nosotros no nos tomamos la inversión como un trabajo, sino como algo necesario y obligatorio. Como respirar, hidratarse o comer. Por tanto no estamos obsesionados con sacar el rendimiento más alto posible a nuestros ahorros. Queremos sacarle lo máximo posible haciendo lo mínimo posible. Y oye, ni tan mal.
Muchos vaivenes
Al ser una carrera de fondo y llevar ya unos cuantos años, pasas por muchas situaciones distintas. Una especie de montaña rusa. Unas veces estás en mejor situación económica, otras en peor. Unas veces tienes más gastos, otras menos. Unas veces tiene menos ingresos, otras más… Lo que viene siendo la vida. Y eso, cómo no, afecta a tu capacidad inversora.
Cuando comenzamos en esto ni nos habíamos visto en persona. Y hoy llevamos más de 2 años casados. Hemos comenzado de nuevo 2 veces incluyendo un nuevo país. Hemos estado varios meses sin trabajo. Ambos. Ha habido meses en los que ingresábamos tanto dinero que no sabíamos de dónde venía y otros en los que hemos tenido que hacer malabares.
Ha habido momentos en los que se nos «olvidaba» el mundo de la inversión y otros en los que teníamos liquidez que no sabíamos dónde invertirla. Hemos pasado momentos de tener X para invertir al mes, y otros de tener 4X. Y periodos de varios meses seguidos sin destinar ni un sólo céntimo a la inversión (como cuando decidimos pagar la deuda del coche o cuando ambos nos quedamos sin trabajo en 2020).
Pero así es la vida. Y no pasa nada. Tienes que vivir y lidiar con ello. Como siempre.
Despedida
Hasta aquí esta primera reflexión sobre estos primeros 6 años de nuestra vida inversora en la que hemos pasado por un poco de todo.
Y vosotros… ¿Cuánto tiempo lleváis invirtiendo? ¿Qué es lo más positivo que destacarías? ¿Y lo más negativo? ¿Qué es lo que más te ha costado este tiempo?
Si te ha gustado, por favor, puntúa el artículo con las estrellas de abajo y/o compártelo.
No te olvides de suscribirte al blog para no perderte nada de lo que publicamos. También puedes seguirnos en Twitter donde comentamos casi a diario. Sigue nuestra faceta más personal en Instagram.
Poco a Poco…
Os confieso que yo empece el año pasado en plena pandemia al caer la bolsa.Pense que era una buena ocasion.Y algo de beneficios ya me va dando.Pero me siento identificado con vuestra exposición.
Muy buenas Orlando,
Enhorabuena por dar el paso. Si vas a largo plazo, no parece muy mal periodo para empezar, la verdad jejeje. Hubo oportunidades muy muy buenas en muchas empresas de calidad.
Un saludo!!